miércoles, 1 de abril de 2015

Queridas lectoras:

He tenido algunos problemas con la conexión, y aún los tengo. He podido venirme a la biblioteca un ratito para escribiros. A veces creo que nadie me lee ¡da igual! ¡qué sabrán ellos de lo que es leer! Pero yo sé que vosotras estáis ahí, siempre con el deseo en los ojos, para leer mis pobres anécdotas. Ayer fue un día triste para mis sentidos. En verdad, sé que imposible luchar contra el mundo cuando todo el mundo lucha contra ti. Es hora de rendirse. Lo sé. Pero no. No, gracias. Rendirse es lo que quieren los hombres que hagamos. Yo no. Rendirse es lo que quieren algunas mujeres también. Yo no.
¿Qué quiero entonces? ¿Realmente en este mundo es tan difícil hacer las cosas bien? Parece ser que a la gente le es más fácil y criticar y decirte alguna cosa desagradable, en vez de intentar hacerte la vida un poco más agradable y amena.
¡Qué vida! ¿Qué costumbres! ¡Qué desasosiego la vida social! A veces me gustaría vivir en lo alto de una ladera y vivir, vivir en paz. Y ahora me voy a pensar qué hago de cenar el jueves por la noche: invitados.

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